
En 1976 se hablaba del brote de una epidemia en Estados Unidos. Se detectaron 221 casos de neumonía y 34 personas murieron debido a la exposición a un agente infeccioso no identificado. Rápidamente fue bautizada como la enfermedad del legionario y el centro de control de enfermedades identificó el agente causal: La legionella.
Este descubrimiento puso en marcha diversas investigaciones sobre el caso. Y llegaron a la conclusión de que se trataba de una bacteria Gram negativa con forma de bacilo, que sobrevive en medios acuáticos naturales, lagos, arroyos, lodos, etc. y en sistemas potabilizadores de agua, pudiendo así llegar a los suministros de agua de los edificios, casas, hospitales, hoteles, fuentes de agua termal, etc. También existe la posibilidad de contaminación de los sistemas de aire acondicionado debido a la evaporación del agua.
Las instalaciones que utilicen agua en su funcionamiento pueden producir aerosoles y si se encuentran ubicadas en el interior o exterior de edificios, instalaciones industriales o medios que transporte de uso colectivo pueden resultar un foco de infección de la legionelosis durante su funcionamiento.
El contagio de Legionella se produce básicamente por inhalación de aerosoles que contengan un número suficiente de bacterias. Hay pruebas epidemiológicas que se transmite por el aire.
Los principales factores que promueven la supervivencia y multiplicación de la Legionella son laacumulación o estancamiento de aguas a temperatura de entre 20 y 50 oC y con un pH de entre 2,0 y 8,5.La presencia de sedimentos, materiales de corrosión, plásticos, gomas, entre otros. La Proliferación de microbiota, incluyendo algas, protozoos y otras bacterias.
Atendiendo a esta circunstancia el Real Decreto 865/2003, de 4 de julio, establece los criterios higiénico-sanitarios para la prevención y control de la enfermedad. En su artículo 30, dice que: “los titulares y las empresas instaladoras de torres de refrigeración y condensadores evaporativos están obligados a notificar a la administración sanitaria competente, en el plazo de un mes desde su puesta en funcionamiento, el número y características técnicas de éstas, así como las modificaciones que afecten al sistema.
Es por ello que los titulares también deberán notificar en el plazo ya citado de un mes el cese definitivo de la actividad de la instalación. Estas notificaciones se realizarán mediante el documento que se recoge en el anexo 1.
En el Anexos 3 de dicho Real Decreto se especifican cuales son los procedimientos a seguir para el mantenimiento de instalaciones interiores de agua caliente sanitaria y agua fría de consumo humano, y en el Anexo 4 para el mantenimiento de torres de refrigeración y condensadores evaporativos. Estos Anexos están divididos en tres partes, que abarcan su revisión, limpieza y desinfección así como tratamientos en caso de brote.
La inspección Municipal de Sanidad y Consumo ofrece la posibilidad de evacuar las dudas y consultas que los vecinos, comerciantes, establecimientos de restauración, hoteles estimen precedentes, de cara a que todos los que estén obligados a realizar estos tratamientos lo realicen correctamente.
Algunos consejos en viviendas particulares según el legal del Real Decreto 865/2003, de 4 de julio son los siguientes:
En primer lugar hay que destacar que el riesgo en domicilios y viviendas particulares es pequeño. Los sistemas de producción instantánea de agua caliente sin depósito (calentadores de gas) no conllevan riesgo alguno
Algunas medidas preventivas:
Si dispone de un sistema de agua caliente centralizado:
Prevea -individualmente o en comunidad- un programa de mantenimiento que incluya la limpieza de los tanques, y tratamientos anuales de carácter preventivo.
Si tiene un termo eléctrico o caldera de gas con acumulación: Mantener siempre la temperatura del acumulador por encima de los 60º C.
No lo apague en horario nocturno; asegúrese de que su funcionamiento es continuo.
Si cuenta con depósitos, aljibes o tanques de reserva de agua para consumo humano:
Compruebe en todo momento su estado, verificando que están limpios.
Realice su mantenimiento contactando con una empresa especializada en el sector.
Tápelos con una cubierta impermeable.
Disponga de un sistema con renovación continua de agua, con entrada, salida, rebosadero y purga. Vigile que no estén expuestos a altas temperaturas.
En los elementos terminales de la red (grifos, duchas…):
Evite el uso de filtros y accesorios innecesarios. Si ya existen, extreme su limpieza.
Emplee difusores de gota gruesa.
Proceda, una vez al año, a la desinfección de los difusores y/o filtros Purgue semanalmente los grifos con baja utilización.